martes, 18 de mayo de 2010

Un par de cosas que agradecer a Francia


Hoy toca post sobre comics. Es posible que estas cinco palabras hayan impulsado a algunos lectores a hacer clic sobre el aspa de la esquina superior derecha y cerrar la ventana. Lo siento por ellos.

Para la gran mayoría de la gente decir tebeo es decir Mortadelo y Filemón. Como mucho, El Capitán Trueno. Como muchísimo, Spiderman. Para la gran mayoría de la gente en España, claro.

En Francia el comic es un género artístico/literario más. El concepto "normalización", lo que buscan los que quieren que el cómic sea un género habitual para el gran público, allí está superado: allí los comics se consideran cultura desde hace varias décadas. Hay calidad y variedad, hay comics para todas las edades y todos los tipos de personas. Hay gente que lleva 30 años comprando religiosamente los albumes de su personaje favorito y no se consideran "aficionados al comic". Así de normalizado está.

Allí existen los best-sellers, pero también comics de tiradas cortitas. Claro que los franceses consideran "cortita" una tirada de 14.000 ejemplares, que ya son más de diez veces más que la tirada media en España. Y es que no se trata sólo de las ventas: al otro lado de los Pirineos los tebeos tienen industria, tienen público y, lo más importante, tienen prestigio.

A riesgo de que los fanes de Blueberry, Asterix o Jeremiah (*) me empiecen a mandar amenazas de muerte por pasarles por encima, hay dos cosas que agradezco a la industria francesa de la bande dessinée: algunos autores españoles que aquí se han hecho populares a partir de las ediciones francesas de sus trabajos (Blacksad de Guarnido y Díaz Canales o los álbumes de El Mercenario de Segrelles, ya hablaré de ellos otro día en otro post) y un genial autor francés: Manu Larcenet. Como siempre, con tres títulos.

Los Combates Cotidianos (Norma) es una obra maestra. Es la historia de un fotógrafo de guerra que lo deja todo y se va a vivir al campo con su gato. Allí se encuentra con una nueva vida, con su padre (viejo, enfermo y un espejo en qué mirarse), con la realidad social francesa, con el amor, con la paternidad (en carne propia) y consimo mismo. Son cuatro álbumes de dibujo bonito (es uno de mis "defectos" como lectora de tebeos, que me llegan de distinta manera según la estética, según la "monez" del dibujo) y mejor guión. El primero ganó el premio a mejor obra en el festival de Angoulême en 2004.

Retorno a la Tierra (Bang Ediciones) es la misma historia contada en forma de tiras, quitando miedos y angustias y añadiendo más dulzura y sentido del humor. Jean-Yves Ferri es el guionista, muy amigo de Larcenet y el responsable quizá de esta versión menos dura de las obsesiones de Larcenet que no dejan de ser Los Combates. Van cinco tomos, y vendrán más. Larcenet dijo hace poco, en una entrevista con Guillermo Altares en El País, que le gustaría seguir hasta su muerte haciendo Retorno a la Tierra. Y yo me alegro, porque es uno de mis tebeos favoritos de todos los tiempos.

Blast (Norma) es lo último de Larcenet. No se parece nada a los dos títulos de los que he hablado más arriba: ésta es una obra llena de silencios, vidas al límite y oscuridad, y supone un giro estético. Un giro al blanco y negro, como en su muy anterior Casi... pero más, en el fondo y la forma. Blast empieza en una sala de interrogatorios de la policía y es la historia de un personaje marginal, un hombre que un día lo deja todo buscando la sensación de libertad que sintió una vez, un impacto, una explosión, un "blast". Y lo busca dando la espalda a las demás personas, en los límites de la sociedad.

Manu Larcenet nombra en Los Combates Cotidianos a un puñado de artistas para demostrar que "la poesía es la única forma libre de percatarse de lo que vale la pena". La cita debería incluirlo a él: "Depardon, Brassens, Miyazaki, Bonnard, Jarmush, Sempé, Tom Waits, Cézanne, Monty Python, Monet, Brel, Desproges, Klee, Cartier-Bresson Springsteen, Céline, Harvey Keitel, Baudelaire, Van Gogh, Larcenet. La poesía lo redime todo".

(*) A Tintín no lo menciono porque, como cualquier fan debe saber, es belga.

miércoles, 5 de mayo de 2010

Cosas de chicas


Si una hipotética Maira Gómez Kemp me preguntara -por 25 hipotéticas pesetas- nombres de escritoras, lo más probable es que me pusiera a enumerar mujeres inglesas o americanas largo tiempo muertas: Jane Austen, Emily, Charlotte y Anne Brontë, George Sands, George Eliot, Elizabeth Gaskell, Elizabeth Barret Browning, Virginia Wolf, Christina Rossetti, Emily Dickinson, Willa Cather, Kate Chopin. Ahora mismo tendría 325 hipotéticas pesetas, 375 si hubiera recordado a Agatha Christie y Enid Blyton, y una comprobada memoria selectiva: a todas ellas las leí hace más de 10 años.

El post de hoy va de tres mujeres, tres escritoras anglosajonas -algunas cosas nunca cambian- que se editan actualmente en castellano y que he descubierto de tres años a esta parte.

Georgette Heyer (1902-1974)

Me gusta la gente inteligente y con sentido del humor, y tanto Heyer como sus personajes son así. Nacida a principios de s.XX, Georgette empezó a escribir para entretener a su hermano y terminó por ser una superventas. Tiene dos tipos de historias: las "de detectives" tipo Agatha Christie (Muerte en el cepo o Aquí hay veneno) y las "comedias románticas de enredo" situadas temporalmente en la Regencia (Arabella, El dandy o El tío Sylvester). Un hallazgo. Son novelas ligeras, no pretende otra cosa, pero lo que las pone en el mapa es lo ingeniosas, divertidas -divertidas de carcajada, no de simple sonrisa- y, sobre todo, lo bien escritas que están. No son "libros para chicas": hay mucho de Oscar Wilde en ellos y Stephen Fry confesó en un programa de la BBC4 que le encantan las novelas de la Heyer y que tiene una estantería especial para ellos. (Todas las mencionadas y alguna más han sido editadas recientemente por Salamandra).

Nancy Mitford (1904-1973)

Contemporánea de la anterior, Nancy Mitford era una aristócrata inglesa de animada vida familiar y agitadísima vida social que, además de algunas biografías sobre figuras históricas relevantes (Luis XIV de Francia, Madame de Pompadour, Voltaire y Federico el Grande), escribía novelas. Unas divertidísimas novelas sobre una excéntrica familia inglesa de clase alta y sus aventuras por el mundo. Editadas actualmente en castellano por Libros del Asteroide, mi preferida entre sus novelas es "No se lo digas a Alfred". Cuando su marido es nombrado embajador en París, su mujer, Fanny, se verá alternando con lo mejor de la sociedad parisina, dando cócteles y cenas, manejando crisis diplomáticas, lidiando con sus hijos (uno teddy boy y otro hippie) y leyendo cada mañana con sorpresa cómo cada detalle de su vida aparece en los periódicos. Mitford era una mujer elegante, inteligente y divertida, con amplísima vida social y literaria, culta y glamourosa a partes iguales. Después de su muerte se publicó su correspondencia: no soy muy fan de leer las cartas de la gente, pero The Letters of Nancy Mitford and Evelyn Waugh (otro genio del humor) son irresistibles. Como lo es la historia de las seis hermanas Mitford: Pamela la aristócrata rural; Diana la fascista que dejó a su marido -un aristócrata multimillonario- por el líder fascista inglés sir Oswald Mosely; Unity la nazi que se disparó en la cabeza el día que Gran Bretaña declaró la guerra a Alemania (por cierto, no murió); Deborah la duquesa de Devonshire; Jessica la comunista que se fugó a EEUU donde alcanzó el éxito como periodista; Nancy, la más irónica, la escritora.

Connie Willis (1945)

Ediciones B sacó hace nada en su colección Nova el segundo volumen de "Lo mejor de Connie Willis", una recopilación de historias cortas que tocan todos los palos: lo tétrico, lo melancólico, el humor fino, la alegría, el terror. Tanto éste como el primer volumen van acompañados de una pequeña introducción en la que la autora cuenta lo que le gusta a ella. Básicamente: Shakespeare, la ciencia ficción, el humor, las comedias románticas de enredo. Willis hace honor a todos sus referentes y sube enteros el nivel de varios subgéneros. Yo el título que destaco es Por no mencionar al perro. Ned Henry, historiador, se dedica a buscar por todas partes y momentos el tocón del pájaro del obispo, un misterioso objeto que constituye una pieza clave en la reconstrucción de la catedral de Coventry. Cuando, al borde de sus fuerzas, viaja a 1888 para tomarse un descanso, empiezan a pasar cosas que le exigen un esfuerzo más para salvar al mundo entre mayordomos victorianos, espiritistas, detectives aficionados y, cómo no, el perro. "Por no mencionar al perro" es una de mis novelas preferidas, una que además me gusta regalar. ¿A quién? A todo aquel al que le guste el humor, "lo inglés", la ciencia ficción ligera, las comedias románticas, las buenas historias, los personajes interesantes.

Por cierto, el post de hoy lleva bonus track: un video sobre tres escritoras que también molan lo suyo: las Hermanas Brontë.

miércoles, 21 de abril de 2010

Recomendaciones de mi librero para el día del libro

En el post anterior mencionaba a mi librero de cabecera: Mitad psicólogo mitad filólogo, se lo lee todo: algunas cosas por placer, otras para poder hacer su trabajo, que no es sólo vender libros, es saber cuál es el libro adecuado para cada persona.

Le he pedido tres recomendaciones de cara al Día del Libro -que, por si no os han bombardeado suficiente todavía, os informo que es el 23 de abril- y esto es lo que me ha dicho:

Junto a los libros que el Boca-Oreja lleva tiempo aupando como "El tiempo entre costuras" o "Los ojos amarillos de los cocodrilos", y las novelas de los superventas españoles como "El asedio" de Pérez-Reverte, "Venganza en Sevilla" de Matilde Asensi o "Dime quién soy" de Julia Navarro; hay toda una producción de libros que merecen una recomendación para este Día del Libro.

"Mi Tío Napoleón" (Iraj Pezeshkzad, Ático de Libros) es, sobre todo, una comedia. No una astracanada, una comedia que -por ratos- puede ser incluso más tierna o más triste que un libro con pretensiones de seriedad. La historia del Irán de los años 40 importa algo menos que la del joven narrador que empieza a conocer el amor al prendarse de su prima y la historia de la chaladura casi quijotesca de ese tío obsesionado con Napoleón y con la maldad de los ingleses que mete baza en cualquier asunto que pueda, especialmente en los relacionados con su hija. Una gran novela a descubrir, de cuando comedia aún significaba algo.

"La Playa de los Ahogados" (Domingo Villar, Siruela) es un libro igual de interesante y todo un cambio con el anterior. Se trata de una novela negra de corte clásico ambientada en Vigo, protagonizada por un policía al más puro estilo europeo, Leo Caldas, que piensa, reflexiona y duda, y su ayudante, Rafa Estévez, un aragonés tozudo y algo exaltado. Lo que podría haber sido una novela clónica se convierte gracias al buen hacer de Domingo Villar en un gran monumento a los libros de misterio del viejo continente, entendiendo como pocos autores los distintos precedentes -de Plinio a Petra Delicado- y logrando que su trama fluida y sus bien definidos personajes la conviertan en el mejor libro de este género que se ha dado en España en los últimos años.

"Soy un gato" (Natsume Soseki, Impedimenta) es una recuperación. Publicado hace años por Trotta como "Yo, el gato" estamos ante una de las grandes obras de la literatura japonesa, quizá el mejor libro de un autor como Soseki al que no le faltan títulos que opten al título como la certera "Botchan" o la romántica "Kokoro". En "Soy un gato" es el felino innominado quien lleva el peso de la historia, suyas son las reflexiones sobre al naturaleza humana y el orden social, opiniones ácidas, originales o tiernas, siempre con un punto de ironía pero también llenas de cariño hacia esa familia que se empeña en cuidarle. Desde la literatura -ejemplificada por el trabajo como profesor del cabeza de familia, Kushami y más aún por las invenciones de Meitei- a las ciencias, las artes o las relaciones sociales, nada escapa a la mirada penetrante de este gato.

Son tres recomendaciones con las que es difícil fallar, pero recordad que hay más libros y que siempre podéis contar con los libreros para asistiros en la búsqueda de la novela (o el libro de cuentos, o el ensayo, o...) ideal para la persona a la que decidáis alegrar el día regalándole un libro.

Éste es mi librero: se llama Jónatan Rubio y le podéis encontrar en la librería El Tranvía, en el cc Moda Shopping de Madrid.

jueves, 8 de abril de 2010

Lo que nos llegó del frío (*)


En esto de los libros siempre ha habido modas. Unas veces nos toca novela histórica, otras historias semibiográficas y, últimamente, género negro nórdico. Lo bueno de todos estos movimientos inesperados es que permiten dar a conocer a autores que sin el título que causó la moda quizá hubieran pasado desapercibidos. Ése es el gran triunfo de Stieg Larsson.

Tenemos ejemplos de sobra de autores nórdicos, pero como parece que este blog va de tres en tres (al menos de momento) hablemos hoy de tres autores de un mismo país: Noruega.

Quizá el más representativo de todos los autores noruegos lo sea por pura representatividad. Anne Holt lo es por sus ventas y por su relevancia social, no todo el mundo puede poner en su solapa que ha sido ministra de justicia. Sin embargo no hay ninguna aburrida recursividad burocrática ni ninguna maquiavélica trama política, las historias de Holt son muy humanas, mezcla de los métodos y asesinos americanos con el estudio de unos personajes rotos que siempre gustaron a los europeos. Lo son en "Castigo" (Ediciones B), su gran novela, la primera en la que descubiremos a una investigadora que preferiría ser cualquier otra cosa y a un policía que debe sobreponerse a su pasado. La excelente maquinaria interna nos tiene siempre por delante de los policías y, pese a eso, intrigados. Lejos de posteriores juegos metaficcionales como en "Crepúsculo en Oslo" (Roca) o de historias algo más sencillas como las que tienen por protagonista a Hanne Wilhelmsen, este primer libro del comisario Yngvar Stubo y la no-profiler Inger Johanne Vik será el primero de unas colaboraciones realmente fructíferas.

K. O. Dahl también está logrando frutos: de entrada, la moda nórdica le ha permitido recuperar su nombre completo, Kjell Olla, tras años publicándole con un nombre más inglés. En cuanto entrabas en la lectura y conocías a Gunnarstranda y Frølich dejabas de tener dudas sobre la localización de los crímenes y sobre la calidad de la narración. Traídos primero por Planeta en "La Muerte en una Noche de Verano", una negra historia sobre una joven asesinada el día después de asistir a una fiesta en el centro de desintoxicación en el que había estado internada, la trama sin concesiones pero con resplandeciente humor negro que permite sobrellevar la dureza de la trama, hizo que muchos buscáramos sus siguientes libros, "Un muerto en el escaparate" que es casi una saga familiar y su más reciente título, ya con el nombre recobrado: "Un paso en falso". Una pequeña curiosidad, se trata de los títulos segundo, tercero y quinto de la serie. Esperemos que Planeta pueda traernos todos.

Para el final el más adictivo de todos, el que parece haber realizado un sortilegio para que sus páginas nos atrapen, Jo Nesbo. Leer "Petirrojo" (RBA) es un placer, la trama de género negro está construida como un mecanismo de relojería y el estudio psicológico de los personajes sirve para centrarnos,a cercarnos, para que empaticemos con esos personajes y nos importe casi más sus vidas que la muerte que vertebra el texto. Conseguir ambas metas a la vez es digno de nuestra rendida admiración más que de aplauso -que también- y por ello no pudimos esperar a atacar "Némesis" (RBA) en cuanto la publicaron. Con toda la calidad ya demostrada tuvimos más ejemplos de la brillantez de Harry Hole, de su forma trepidante de atender al investigación, y si es cierto que no llega a las alturas de "Petirrojo" se debe, simplemente, a que pocas novelas negras se le pueden comparar.

*Éste es uno de los muchos, muchos posts que no podrían existir sin mi librero de cabecera, mitad crítico mitad psicólogo, que me descubre tesoros como éstos. Gracias mil.

martes, 30 de marzo de 2010

Desde el próximo jueves


No es un brote de arrogancia: el nombre de este blog es una referencia a uno de los personajes literarios que más me ha gustado descubrir en los últimos tiempos. Se llama Thursday Next, ha nacido de la pluma de Jasper Fforde y la segunda novela de la que es protagonista se llama Perdida en un Buen Libro.

Perderse en una buena lectura es uno de los mayores placeres de la vida. Eso es ampliable a toda la ficción: películas, series, musicales... y yo espero dar desde aquí muchas ideas para que os perdáis en la ficción.

Empezando, precisamente, por Thursday Next, porque acaba de salir la cuarta novela: Algo Huele a Podrido.

En la solapa de Algo Huele a Podrido, la editorial nos dice: "Se ha comparado su obra [la de Jasper Fforde] con la de los Monty Python por la mezcla de comedia popular con la más alta erudición".

Precisamente en los últimos tiempos me estoy dedicando a revisitar las obras completas del sexteto británico: de momento llevo la primera temporada y media de la segunda del Flying Circus, Los Caballeros de la Mesa Cuadrada y La Vida de Brian. Aprovecho para recomendar el visionado de Monty Python: La Versión de los Abogados, el documental sobre el grupo que completa la autobiografía que publicaron hace un par de años en Global Rhythm. Un documental que nos explica el trabajo tras las bambalinas y todos los secretos que hay detrás de sketches míticos como el de la Inquisición española, el de los flanes extraterrestres en Wimbledon o, desde luego, el del loro. ¡Si le dedicaron incluso un episodio entero a Hamlet!

Algo que nos lleva de nuevo a Thursday Next.

Lo primero, lo de la "alta erudición". No creo que sea exacto. Lo que hace Fforde es integrar la cultura (alta o popular, es cultura) en la vida de sus personajes... de forma que los lectores deseen que el mundo fuera así de verdad.

Nuestra heroína es una policía literaria en un mundo en el que la literatura es un asunto muy serio, hay brigadas de seguridad dedicadas exclusivamente a investigar robos de manuscritos, falsificaciones, plagios, secuestros de personajes. Thursday se enfrenta a malos malísimos que pretenden acabar con obras maestras, diabólicas corporaciones que quieren dominar el mundo, jefes desconsiderados y casos complicados mientras viaja entre la realidad y la ficción de la forma más natural, visitando los mundos de las Bronte, Dickens y hasta Enid Blyton.

lo segundo, Hamlet. En Algo Huele a Podrido las referencias a Shakespeare son obvias desde el título y el propio Príncipe de Dinamarca aparece como personaje en la novela, pero en todo el universo de Thursday Next el de Stratford-Upon-Avon es un ídolo de masas. "EL" ídolo de masas. Nada de Beckhams o Belenes Estebans: allí los hooligans se reúnen para elegir al mejor Hamlet (como los concursos de dobles de Elvis que se hacen en EEUU) y el planazo de los domingos es un singalong de Ricardo III.

Lo más parecido a eso que recuerdo es el documental Looking for Richard, en el que Al Pacino enseñó a una generación de americanos cómo sonaba el pentámetro yámbico, o la versión mega gay de Richard Dreyfuss en La Chica del Adiós. Ricardo III es una de las mejores obras históricas de Shakespeare -si no la mejor-, y aunque quizá no suene por su título, casi todos reconocen los versos "Ahora el invierno de nuestro descontento / se vuelve verano con este sol de York", o el grito de guerra "¡Un caballo! ¡Mi reino por un caballo!". Una reflexión ésta de las que terminan en: "El mundo sería tan bonito si se pareciera más al de Thursday Next..."

Y así termina mi post de presentación. El próximo, en homenaje a la heroína de Fforde, el próximo jueves.