Hoy toca post sobre comics. Es posible que estas cinco palabras hayan impulsado a algunos lectores a hacer clic sobre el aspa de la esquina superior derecha y cerrar la ventana. Lo siento por ellos.
Para la gran mayoría de la gente decir tebeo es decir Mortadelo y Filemón. Como mucho, El Capitán Trueno. Como muchísimo, Spiderman. Para la gran mayoría de la gente en España, claro.
En Francia el comic es un género artístico/literario más. El concepto "normalización", lo que buscan los que quieren que el cómic sea un género habitual para el gran público, allí está superado: allí los comics se consideran cultura desde hace varias décadas. Hay calidad y variedad, hay comics para todas las edades y todos los tipos de personas. Hay gente que lleva 30 años comprando religiosamente los albumes de su personaje favorito y no se consideran "aficionados al comic". Así de normalizado está.
Allí existen los best-sellers, pero también comics de tiradas cortitas. Claro que los franceses consideran "cortita" una tirada de 14.000 ejemplares, que ya son más de diez veces más que la tirada media en España. Y es que no se trata sólo de las ventas: al otro lado de los Pirineos los tebeos tienen industria, tienen público y, lo más importante, tienen prestigio.
A riesgo de que los fanes de Blueberry, Asterix o Jeremiah (*) me empiecen a mandar amenazas de muerte por pasarles por encima, hay dos cosas que agradezco a la industria francesa de la bande dessinée: algunos autores españoles que aquí se han hecho populares a partir de las ediciones francesas de sus trabajos (Blacksad de Guarnido y Díaz Canales o los álbumes de El Mercenario de Segrelles, ya hablaré de ellos otro día en otro post) y un genial autor francés: Manu Larcenet. Como siempre, con tres títulos.



Manu Larcenet nombra en Los Combates Cotidianos a un puñado de artistas para demostrar que "la poesía es la única forma libre de percatarse de lo que vale la pena". La cita debería incluirlo a él: "Depardon, Brassens, Miyazaki, Bonnard, Jarmush, Sempé, Tom Waits, Cézanne, Monty Python, Monet, Brel, Desproges, Klee, Cartier-Bresson Springsteen, Céline, Harvey Keitel, Baudelaire, Van Gogh, Larcenet. La poesía lo redime todo".
(*) A Tintín no lo menciono porque, como cualquier fan debe saber, es belga.